Nuestro título en cuestión es Hell Is Us, desarrollado por el estudio canadiense Rogue Factor y distribuido por Nacon, utilizando Unreal Engine 5. Fue lanzado oficialmente el 4 de septiembre de 2025 para PlayStation 5, Xbox Series X|S y PC, tras un retraso respecto a su fecha inicialmente anunciada en 2023. El juego se ofrece en edición estándar y edición Deluxe, que incluye contenido adicional como banda sonora digital, libro de arte y skins exclusivos. Su audio está disponible en inglés y francés, con subtítulos en varios idiomas, incluido el español. Actualmente, la compañía se ha esforzado en ir actualizando el juego, resolviendo fallos y añadiendo nuevas opciones de accesibilidad.
Una historia de guerra y conflictos donde la pérdida y la muerte es la ley
El juego inicia con el interrogatorio de nuestro protagonista Rémi Letam, quien despierta retenido por las fuerzas milicianas del Consejo Ziel, bajo los efectos de una droga llamada “suero de la verdad”. Rémi nos contará su pasado y el porqué de su decisión de infiltrarse en los recovecos más profundos e inhóspitos de Hadea, una nación en decadencia por la guerra civil entre dos facciones étnicas: los “Palomistas” y los “Sabinianos”, sin contar con la aparición de monstruos sobrenaturales que han hallado allí su siguiente hogar. Todo esto gracias a un suceso catastrófico llamado “La calamidad”, propiciado por la visión de criaturas conocidas como los “Hollow Walkers”, seres nacidos de bucles temporales de violencia y emoción intensa.
A medida que vayamos avanzando en el juego, Rémi nos irá contando hechos sobre su pasado y personalidad y porqué su destino está ligado a los conflictos desastrosos de Hadea y su gente. La narrativa se erige desde dos puntos de vista: uno es controlando al propio protagonista y viviendo en primera persona los horrores y oscuros secretos que envuelven la nación en guerra, y el otro nos lo contará el propio Rémi en su sala de interrogatorio a manos del Consejo Ziel.
Esto nos ofrece una forma muy curiosa de contar la historia y desarrollar a sus personajes. Una fórmula que poco se ha visto en el mundillo y que recuerda a juegos como Persona 5, donde gracias a su enfoque de narración retrospectiva, contada entre flashback y sucesos del propio juego, no sabremos por dónde tirará la historia hasta descubrir su enigmático final.
Exploración y puzles sublimes
Hell Is Us, al contrario de lo que se creyó en sus primeros tráileres y demo, no tiene un gameplay puramente centrado en el combate. Esto es importante aclararlo en la aventura portentosa de Rogue Factor, ya que han intentado encontrar una fórmula que rechaza lo convencional visto anteriormente en juegos similares y darle otro enfoque, donde lo que verdaderamente va a destacar no son los combates ni luchas contra poderosos jefes, sino la ausencia de mapas, marcadores y guías visuales, donde el jugador deberá orientarse puramente con la memoria y la intuición.
El juego confía en la capacidad del jugador para ubicarse, observar y aprender por si mismo, lo cual puede significar un bloqueo para quienes prefieran algo más simplificado o guiado. Puesto que muchos puzles y elementos estarán escondidos en el mapa y cuidadosamente separados, con la intención de que el mismo jugador los resuelva recolectando objetos y dando tumbos por el escenario. Cabe destacar que el videojuego es semiabierto, separado por diferentes zonas de viaje rápido. No estamos ante un juego especialmente amplio ni de difícil orientación.
En lo que se refiere a los puzles de la historia principal, la obra no suele ser muy demandante con su dificultad, para evitar frustraciones menores y así poder completar el juego con un desafío óptimo que aprieta, pero no asfixia. Aunque no se podrá decir lo mismo de sus rompecabezas opcionales, donde personalmente no se nos ha hecho nada fácil descifrarlos debido a que algunos de ellos son muy poco intuitivos, convirtiéndose en una dulce tentación el buscarlos por Internet. Aún así, si sé es paciente y lector se podrán encontrar varias pistas en notas repartidas por el juego o de los propios personajes secundarios, con los que podremos desde comerciar hasta interrogarles en busca de información. Muchos de ellos tendrán pequeñas cadenas de misiones cortas que si llegamos a completar con éxito, seremos recompensados.
Sistema de combate interesante pero desaprovechado
El sistema de combate de Hell Is Us dispone de un arsenal de armas principales muy amplio, como espadas, hachas, lanzas o variantes energéticas que se rigen por el clásico combo de ataque rápido y ataque potente. Estas armas cuentan con un sistema de energía llamado “Energía Límbica”, que se acumula y se consume para realizar ataques especiales. Cada emoción (tristeza, ira, terror o éxtasis) produce efectos distintos, como aumento de daño o cambios en el comportamiento del enemigo.
Como es habitual en este estilo de juegos, se usa un medidor de resistencia o estamina que limita el número de golpes y esquives del personaje, y que si abusamos mucho nos dejará momentáneamente expuestos, mecánica demasiado familiar que no tardaremos en acostumbrarnos. Lo que sí es novedoso es el sistema de recuperación de vitalidad, el título permite restablecer nuestros puntos de salud gracias a un sistema dinámico llamado “impulso de curación”, que permite recuperar salud al infringir daño a los enemigos pulsando una combinación de botones en el momento justo.
Esto resulta de lo más divertido y original del sistema de juego, ya que podemos prescindir de usar botiquines u otros objetos curativos si coordinamos bien nuestros movimientos. Se hace especialmente adictivo al sumar la integración del dron acompañante, que sirve de apoyo para enfrentarnos a los diferentes monstruos que rodean Hadea. Este pequeño compañero al igual que las armas puede modificarse con diferentes módulos, lo que definirá el carácter táctico de cada enfrentamiento. Algo vital, ya que el sistema de progresión por experiencia no existe, limitándonos únicamente a la obtención de esferas límbicas, que serían fragmentos que pueden incrustarse en el equipo o las armas para su posterior mejora.
A lo largo de nuestro viaje nos toparemos con muchas esferas, módulos, equipamientos e incluso armas al explorar las inmensidades del mapa. Recomendamos encarecidamente que examinéis todo lo que podáis e intentéis descifrar el mayor número de acertijos para encontrar dichos materiales. Igualmente, el juego alberga un sistema de autoguardado muy gratificante que no nos dejará demasiado lejos en caso de que se nos dificulten las cosas. Además de contar con un selector de dificultad si buscamos simplemente una experiencia narrativa.
Las batallas contra jefes suelen ser bastante dinámicas y en donde se concentra el mayor pico de dificultad. Sin embargo, hay pocos combates contra jefes principales, limitándose únicamente a dos en toda nuestra aventura, lo que refleja que no hay una prioridad en ofrecer una experiencia de combate muy dinámica. Aun así, hay muchos minijefes repartidos por el juego y una gran cantidad de enemigos que no dudarán en atacarnos en grupo.
El desapercibido mensaje detrás de esta obra
Según declaraciones del equipo desarrollador, la obra nació de la necesidad de profundizar en la psicología y traumas de colectivos afectados por catástrofes y conflictos no deseados. Hell Is Us no solo intenta transmitir una crítica contra la violencia y crueldad del ser humano y cómo por pensamientos radicales o autoritarios somos capaces de destruir lo humano y lo natural, sino también mostrar el viaje traumático y grotesco que esto supone para quienes lo viven. Esta visión es el eje principal por donde el juego nos quiere llevar. Cada zona por la que pase nuestro protagonista estará colapsada por guerra, hambruna y decadencia humana, dejando entrever temas muy sensibles y no aptos para todos los públicos.
La música no es la excepción: la composición, producida por Stéphane Primeau junto con colaboradores como Jean‑Baptiste Arthus y Antoine Vachon, se estructura en cuatro bloques que representan las emociones centrales de la obra: terror, duelo, éxtasis e ira. El juego además cuenta con soporte de audio espacial o 3D que mejora aún más la inmersión y la experiencia sonora. La exploración, el combate y el arte en Hell Is Us no están simplemente puestos de forma arbitraria, al contrario, buscan determinar una exploración emocional del subconsciente humano, donde no sólo profundizamos en el título, sino en los miedos, traumas y sobre todo el dolor que nos rige a cada uno de nosotros.
Conclusión
Si buscas un juego de exploración y puzles, es una opción sumamente recomendada. Si en cambio disfrutas más de experiencias guiadas centradas en un sistema de combate desafiante, éste quizás no sea tu juego del todo. Afortunadamente, cuenta con una demo, donde jugadores curiosos pueden comprobar su compatibilidad con este estilo. Pero sobre todo recomendamos no dejarse llevar por falsas etiquetas de “juego souls”, ya que el videojuego, aunque tenga componentes de esa clase, no pertenecería a esa categoría.
Hell Is Us es extrañamente ambicioso, quiere ofrecer una experiencia nueva eliminando elementos básicos, tales como la existencia de un mapa o marcadores. Las zonas del título no son muy grandes, sino más bien lineales con exploración opcional. No nos dejarán solos ante un juego excesivamente vasto, pero será lo suficientemente amplio para perdernos y planificar nuestros siguientes pasos.
Un detalle interesante poco mencionado es la existencia de una brújula, que podremos revisar para saber mínimamente dónde está el norte o el sur. Algo muy sutil, pero que refleja que este videojuego quiere que nos valgamos por nosotros mismos, porque…
¿Acaso la vida misma no lo hace?
Habrá épocas en nuestra vida donde estaremos solos con nuestras emociones, perdidos y sin saber del todo a dónde ir. El juego lo sabe y entiende lo peligroso y doloroso que es caminar sin un sendero fijo. Por eso pensamos que el viaje personal de Rémi Letam por encontrar a su familia es en verdad una metáfora de nuestro propio viaje interno para encontrarnos a nosotros mismos, en medio de todo el caos y descontrol que puede ser el mundo y nuestro entorno.
Porque, al final, Hell Is Us no habla del mal ajeno, sino del nuestro. Y entender eso es, quizá, la lección más dura que puede ofrecer un videojuego.
