Análisis de Until Then para PS5 – uVeJuegos.com


Hay juegos que atrapan por su acción. Otros por su desafío. Algunos, por su diseño artístico o su innovación técnica y, de cuando en cuando, aparece uno que ataca a una línea de flotación más individual: nuestras emociones. Es una historia que, sin necesidad de grandes giros ni explosiones, nos pone delante del espejo. Until Then, el debut narrativo de Polychroma, es uno de esos títulos. Una experiencia corta, contenida, pero que deja más poso que muchos mundos abiertos de cien horas. Y es que Until Then no quiere ser grande. Ni revolucionario. Ni masivo. Ni siquiera quiere ser recordado. Es un juego cuyo objetivo se atisba desde el principio. Es un juego que quiere ser una experiencia y quiere que pase por un lugar real de cada persona que se pongan a los mandos con él. Ambientado en un Filipinas alternativo y melancólico, el título nos pone en la piel de Mark Borja, un estudiante de secundaria que transita los días entre clases, música, tareas, y un grupo de amigos que, como él, arrastran, digamos, sus cosas, su diálogo interior. El enfoque es cotidiano: coger el tren, mandar mensajes, practicar con la banda. Pero poco a poco se cuela algo más. Y todo eso es lo que tenemos que descubrir.

Until Then refleja la sociedad y la juventud.

Mecánicas sencillas para reflejar un gran apartado visual

Si esperas mecánicas complejas, aquí no las vas a encontrar. Y no pasa nada. La propuesta se sostiene sobre una jugabilidad sencilla: moverse por escenarios bidimensionales de scroll lateral, interactuar con objetos, contestar mensajes, tomar pequeñas decisiones. Hay momentos musicales, momentos de exploración, incluso minijuegos breves que aportan ritmo pero todo gira en torno al hilo emocional, que se despliega con paciencia. Aquí el gameplay es el vehículo, no el objetivo. La toma de decisiones también es una parte troncal del título. Pese a ir generalmente sobre raíles como jugadores tendremos la sensación de que nuestra manera de interactuar con el entorno, los personajes, y las decisiones que tomemos tienen un peso en la historia. No un peso que haga que todo tenga un aplomo gigante ni gravite sobre ello el título, pero sí lo suficiente como para que, entre eso y los minijuegos, no tengamos la sensación de estar simplemente manejando algo estrictamente narrativo y ausente de gameplay. Lo tiene, pero es comedido. Habrá quienes pidan más por este flanco, eso es verdad, pero en mi opinión, y volviendo al objetivo que tiene el título, así está bien.



Visualmente, Until Then es una carta de amor al pixel art moderno. No tanto por su nivel de detalle, que también, sino por cómo usa la luz, los colores, y las transiciones bien aprendidas del cine para dotar a todo de más carga emocional. Hay algo de celuloide y algo de Instagram en su presentación, una estética que te lleva tanto al pasado como al presente. El juego se pone objetivos a través de lo visual y cuando se los pone se los toma en serio. Es capaz de generar contemplación a través de las imágenes, que son las que dan sostén a todo lo demás. El pixel art está perfectamente elegido y entendemos que por una cuestión también de pura fontanería de la producción de videojuegos: el presupuesto es escaso. Sin embargo, Until Then y su equipo de desarrollo consiguen hacer de la escasez una virtud porque hay momentos donde lo único que se mueve es el sonido de un tren o cualquier fenómeno atmosférico, que por cierto tienen mucha presencia narrativa. Y todas estas decisiones de diseño no hacen que echemos nada en falta. Todo lo contrario, es más que suficiente.

El escenario está ambientadísimo en Filipinas y así lo recoge el juego con su precioso pixel art.

La vida y recuerdos de los adolescentes

Hablar de Until Then y no hablar de apartado sonoro estaría feo, la verdad. Principalmente porque su música está compuesta con una sensibilidad enorme, mezclando lo acústico y lo electrónico de manera muy orgánica y bien medida. Es música diegética muchas veces, interpretada por los personajes o a través de un minijuego (como uno que hay de tocar el piano) pero también es música ambiental, que aparece, otra vez, en una virtuosísima toma de decisiones por parte de los y las desarrolladoras de cuando el juego pide una cosa o pide la otra. El curro musical que hay detrás de Until Then, gracias a Kyle Patrick Naval, es formidable y merece la pena, y ademas es justo darle un espacio aquí, porque ese objetivo del que hablaba al principio, el de emocionar, transita y sucede de manera mucho más orgánica gracias al excepcional trabajo de este apartado.

Hay una línea que atraviesa todo Until Then: la levedad de la memoria. O la memoria histórica en sí misma, tanto individual como colectiva. El juego habla de duelo, de toma de decisiones y de la cantidad de vidas que hay en una vida. Literalmente. Pero lo hace sin dramatismo barato. A menudo con un tono de humor adolescente pero que a todos y todas nos conecta, da igual la edad que tengas, con partes de nosotros mismos que siguen ahí. A veces con ternura y cariño, otras simplemente con silencio. No estaría bien hablar de más que lo que ya encontramos en la sinopsis del juego porque precisamente lo mejor que tiene este título es descubrirlo sin saber nada y por eso nos vamos a quedar aquí remitiéndonos a lo poco comentado al inicio de este análisis.

No obstante sí hay que destacar la escritura detrás de sus personajes. Mark, Nicole, Cathy, Louise, todos sin excepción tienen un transfondo y trazas de cosas con las que empatizaremos más allá de los mandos. Las aristas y la interdependencia con que están escritas las emociones y circunstancias de cada personaje, en su decadente pero honesta cotidianidad es lo que hace de Until Then lo que es. Además, y por eso no queremos contar nada más, hay una recompensa en acabar Until Then sin saber nada. Y hay recompensa porque, más allá de como lo vivamos cada uno y cada una, tiene una moraleja y un aprendizaje.

Amistad y duelo: dos pilares fundamentales de Until Then recogidos en una imagen

Pero también sería injusto hablar de Until Then como una experiencia puramente emocional o introspectiva. El juego está atravesado por una sensibilidad política sutil pero constante. Sus personajes habitan un país que lidia con traumas colectivos, donde las cicatrices siguen ahí. Es también, sin pretenderlo (o quizás un poco sí), un relato de la gente rota que vive en un mundo roto. Sí cabe decir que, pese a todas las bondades que tiene el juego, que son muchísimas, no todo es perfecto, nada lo es. El juego tiene una velocidad que acostumbrados a la histeria de acción y recompensa a la que nos tiene acostumbrado el sector puede hacérsele cuesta arriba a según qué tipos de personas. No solo por los gustos de cada uno, que también, sino porque adolece en determinados momentos de picos y valles que podrían haber sido mejor gestionados a lo largo de sus 6-8 horas de duración.

Conclusión

Como conclusión si tuviera sólo nos sale recomendaros os gusten más o menos las aventuras narrativas y os gusten más o menos las estéticas de pixel art. El viaje que propone simplemente es que merece la pena seas quien seas. Me cuesta imaginar que alguien no se emocione con el título salvo que, no sé, sea un robot. Y esas emociones bien valen lo que cuesta este título que, dicho sea de paso, está a un precio realmente ajustado. Esos 19,99€ que cuesta no son un regalo pero tampoco son un robo. En definitiva Until Then es una obra pequeña, sí, pero llena de matices. Honesta, contenida y emocionalmente precisa. Una carta íntima escrita en código binario. Una promesa de que el videojuego narrativo todavía tiene mucho por decir.





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