Explorando las islas flotantes
Aloft se centra en la exploración y supervivencia cooperativa en islas flotantes en un universo de fantasía colorida, muy al estilo de Studio Ghibli, y en la restauración de ecosistemas afectados por una monocromática y ocre corrupción fúngica. En su deambular por el mundo, los jugadores descubrirán conocimientos perdidos de civilizaciones olvidadas (para acceder a nuevas tecnologías y objetos de construcción), fabricarán multitud de ítems, desde antídotos para salvar a la fauna de la ya mencionada corrupción (lo que lleva a su domesticación, dicho sea de paso) a artefactos mágicos que permiten que nuestras islas se desplacen por el cielo a modo de barco de Final Fantasy, y por supuesto también tendrán que desafiar fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes o tornados colosales, en una aventura de desarrollo muy libre y cooperativo que es muy recomendable para jugar en pareja. En este sentido, recuerda un poco a Raft, pero con una atmósfera que se inspira claramente en El castillo en el cielo y en Airborne Kingdom, y que bebe un poquito también de The Legend of Zelda: Skyward Sword, salvando las distancias y la maestría en el diseño artístico, que obviamente están a niveles muy dispares.
En cualquier caso, es precisamente su apuesta por un sistema de juego más relajado, con menor penalización de errores y menos “farmeo” o recolección de recursos y más énfasis en la exploración en sí y en la construcción, lo que hace que se sienta como un soplo de aire fresco en un género que lleva explotado ya más de una década. Sobra decir que en Aloft también hay combates y situaciones algo más intensas, especialmente en lo tocante a fenómenos naturales que pueden poner en peligro nuestras bases voladoras o nuestras construcciones, pero en líneas generales es un título que invita a perderse, que no te pone un cronómetro de supervivencia en la cabeza, y que permite que vayas a tu ritmo. Quizás por eso también pueda resultar algo más simple para aquellos que vengan de propuestas más hardcore, como DayZ, H1Z1, Rust o Ark, pero yo en lo personal celebro que Aloft muchas veces se sienta más como una aventura de mundo abierto y construcción cooperativa o para un jugador que como un survival competitivo e inmisericorde al uso.
Camino a los cielos
Otro de los elementos fundamentales de Aloft es la navegación por su mundo; en muchos sentidos, es una experiencia muy ágil, poco restrictiva, ya que desde los primeros compases de la aventura contamos con un traje de vuelo que nos permite desplazarnos a gran velocidad entre islas y superar las barreras relativas a la elevada verticalidad de los niveles del título. De los barcos voladores podemos decir lo mismo: apenas un par de horas después de empezar ya tienes uno, aunque básico, y puedes empezar a moverte entre corrientes de viento tan fuertes que no son practicables con el traje de vuelo. Esto también sirve para diferenciarlo de buena parte de otros survivals, donde el movimiento es lento, cada metro se sufre, y es necesario seguir avanzando durante un buen tiempo para encontrar vehículos prefabricados u otras opciones de movimiento.
Por supuesto, al margen de la exploración y la movilidad, los otros dos grandes pilares de la fórmula son la construcción y las mecánicas de crafteo. Es posible reclamar una isla como nuestra base, alterar su ecosistema (ya sea plantando nuevas especies vegetales, importando animales que rescatemos de otras islas, etc), y equiparla con velas, timones y otros dispositivos para navegar por las alturas celestiales que componen el mundo abierto de Aloft. Además, es posible automatizar procesos de recolección y fabricación a través de la instalación de maquinaria, como molinos, poleas, hornos y demás, a fin de aprovechar las corrientes de aire para optimizar todos los subsistemas que componen el título. Todo ello, por supuesto, con una menor preeminencia de la recolección de recursos a mano, uno de los grandes inconvenientes del interesantísimo Valheim, en mi opinión, y una mayor profundización en la exploración como núcleo de la experiencia.
CONCLUSIONES
Aloft acaba de salir en acceso anticipado, y aunque no lo está petando en Steam tanto como quizás merece, ofrece una propuesta lo suficientemente llamativa, original, desenfadada e inmersiva como para llamar la atención tanto de los fans de la supervivencia como del resto de la comunidad, que quizás es más el target del juego. Todavía tiene sus fallitos, como una optimización un tanto discutible, un apartado gráfico bonito al que le falta algo más de precisión técnica, y un combate demasiado simple y leve, pero es tan relajante surcar los cielos en compañía (puedes jugarlo solo o en cooperativo en línea con hasta 8 jugadores) y perderte por los mundos entre las nubes que, como mínimo, vale la pena seguirle la pista. Si Astrolabe sigue ampliando sistemas y mejorando la base es más que probable que tengamos un auténtico juegazo en el futuro; de momento, eso sí, simplemente está bien, tirando a notable.