Remasterizaciones y Nintendo Switch 2


Con el reciente anuncio de Nintendo Switch 2, y un mes marcado por remasterizaciones como Donkey Kong Country Returns, Tales of Graces f Remastered y Freedom Wars Remastered, a cada día que pasa, menos títulos nos quedan por remasterizar. Algunos quedan atrapados en plataformas de antaño hasta que empresas como Ratalaika Games o Limited Run Games colaboran en lanzarlos en las actuales generaciones o, más importante, en PC. A diferencia de la temporalidad marcada por la vida útil de cada consola, el ordenador (al que sólo hace falta cambiarle unas cuantas partes cada cierto tiempo) nos ofrece un punto atemporal donde poder disfrutar de dichos títulos. Eso sí, el tema de las licencias digitales lo dejaremos para otro día.

Entonces, ¿qué les espera a los títulos para remasterizar? ¿Veremos remasterizaciones de remasterizaciones, como tal vez podrían justificar figuras como Shuuhei Yoshida, argumentando que estos títulos son lo que permiten a otros desarrollos tomarse sus largos años de cocción? El anuncio de Nintendo Switch 2 rompe un poco con esa rama, al menos, en el paradigma actual, pues echando un poco la vista atrás, no vemos tan rara la retrocompatibilidad. Nintendo DS todavía permitía disfrutar de títulos de Game Boy Advance, e incluso tenía conectividad entre ambos cartuchos a través de los dos puertos de la consola. Y lo mismo ocurría con Wii, permitiendo disfrutar de los títulos de GameCube que todavía restasen en nuestra colección.

El anuncio de Nintendo Switch 2, junto a la confirmación de su retrocompatibilidad, puede acabar de una de dos maneras. O bien encontraremos únicamente remasterizaciones y remakes al nivel de Mario Kart 8 Deluxe y Another Code Recollection, o sufrimos las consecuencias del modelo actual presente en PlayStation 5 y Xbox Series: remasterizaciones de remasterizaciones que, realmente, tampoco aportan mucho más a la ecuación. Una de las principales “correcciones” en las remasterizaciones suelen ser los tiempos de carga, obviando el lavado de cara visual que suele ser el punto fuerte. Sin embargo, esto también lo podemos encontrar en títulos multi-generacional, como es la curiosa situación de rendimiento de ciertos títulos, como Metaphor ReFantazio, que rinden mejor en su versión de PlayStation 4 en una PlayStation 5, que la versión nativa de la actual consola de Sony. ¿Acaso no suena a que sucederá algo similar o, al menos, una mejora de rendimiento en los títulos de Nintendo Switch, en su sucesora?

“¿Veremos remasterizaciones de remasterizaciones, como tal vez podrían justificar figuras como Shuuhei Yoshida?”

En defensa del remake y el remaster

Los remakes suelen ser los títulos más fáciles de defender y justificar. Una joya de antaño a la que se decide dar un lavado de cara, rehaciéndola por completo, aunque con sus posibles detalles y cambios, como sucede en Final Fantasy VII Remake. Además de servir como puerta de entrada para nuevos jugadores, aquellos que siempre buscan una excusa para revivir esas sensaciones tan especiales que les hizo sentir una aventura tiempo atrás también vuelven a ser el público al que se dirige este tipo de producto. Ver esta clase de acciones en títulos con más de 20 años a sus espaldas, tal vez incluso, atrapados todavía en una PlayStation o una Nintendo 64, aporta más valor y justificación a su resurgimiento, mientras que casos como el de [ iThe Last of Us: Parte I] hacen que nos llevemos las manos a la cabeza, preguntándonos realmente si era necesario o no, y dónde empieza y acaba la definición de remake.

Este movimiento también suele ayudar a publicar dichos remakes en nuevas plataformas, como es la llegada de títulos first-party de PlayStation a PC, algo que deberíamos celebrar como locos, pues, con la última gran campaña de Xbox, parece que las exclusividades tienen los días contados. Las remasterizaciones, por otro lado, pueden ser más crípticos a la hora de describirse. Puede ser una simple mejora de texturas, con mejor rendimiento gracias a los sistemas actuales, llegando incluso como actualización gratuita para los usuarios
de PC y título a precio reducido para consolas. O puede tratarse de un lavado de cara completo, con nuevas opciones de rendimiento y accesibilidad, que ofrecen una experiencia más dulce que la recordada. En cualquier caso, aportan cambios similares a los de un remake en cuanto a disponibilidad en otras plataformas, y, en ocasiones, incluso permiten disfrutar del título con su aspecto original, lo que nos lleva al siguiente punto.
`

En defensa de la emulación

La emulación, que suele asociarse con la piratería, no es ese acto ilegal que pintan las empresas, pues incluso la propia Nintendo vendió hace unos años tres títulos de Mario emulados como si nada. Servicios como el de Nintendo Switch Online, que permiten acceso a un ingente catálogo de clásicos de múltiples de sus plataformas, expandiéndose (poco a poco, y tan poco a poco a veces), con títulos de todo tipo, junto a las habituales opciones de emulación que permite cualquier aplicación para ello. PlayStation apuesta por algo similar con su catálogo de clásicos de PlayStation Plus Premium, y aún con un catálogo más reducido, ofrece la opción de hacerse con el título de forma individual, en vez de contratar el servicio con su plan anual o mensual.

De esta forma, y a través de vías oficiales, la emulación permite vivir de primera mano joyas de antaño, si bien no a través de su hardware original, simulando una experiencia lo más cercana posible a ella. Obviamente hay excepciones, como títulos con mandos especializados o accesorios dedicados, o estilos de juego tan únicos y ligados al propio diseño de la plataforma que hoy en día no se puede reproducir de la forma que se ansia.

“La emulación, que suele asociarse con la piratería, no es ese acto ilegal que pintan las empresas”

¿Se acaban los remasters?

Para nada, con la cantidad de títulos que hay, incluso con indies como Yooka-Laylee recibiendo remakes y remasterizaciones, este sector de la industria parece haberse vuelto un perro que se persigue su propia cola, y otro ámbito dentro del propio mercado. Estadísticamente hablando, ahí fuera, en este planeta habitado por miles de millones de personas, alguien habrá que únicamente consuma los mismos diez títulos de su niñez o juventud, jugando únicamente a sus versiones originales y sus remasterizaciones. Como bien justificaba Shuhei Yoshida, este tipo de juegos permite a las empresas sacar un producto en un corto plazo de tiempo, y a un precio razonable, que tampoco necesita vender cifras desorbitadas para sacar partido de su tiempo de desarrollo.

Hemos llegado a un punto en que algunas desarrolladoras incluso llegan a lanzar más remasterizaciones que títulos nuevos en una generación, asegurando que es necesario para poder llevar a cabo los actuales desarrollos, tan grandes y largos, que encontramos entre los AAA. Con la facilidad que aporta la temporalidad de la vida útil de las consolas, y la constante búsqueda del “más y mejor” en rendimiento, no es de extrañar que, no solo las empresas, sino también los propios usuarios, hayamos tenido culpa de estos cambios en el paradigma del desarrollo. Lo que antes eran apuestas más cortas, pero con ideas originales, ya no justifica tales inversiones, ante la posibilidad de asegurar que, aplicando una fórmula matemática, probablemente una cantidad X de usuarios adquirirán una remasterización con la que sacar “dinero fácil” (aún muy a mi pesar que detesto la expresión).

Pero no todo es malo, como parece que esté diciendo con estas últimas líneas. Tal vez ya no contemos con esa consola por una mudanza, víctimas del polvo y el paso del tiempo, u momentos mejores y peores en casa. Tal vez ya no contemos con ese disco o ese cartucho por cortar una relación con otra persona, o por haberse roto con algún accidente. No hace falta justificar el querer revivir una aventura o una experiencia, y la facilidad que dan las remasterizaciones para ello, junto a la mayor adaptabilidad al usuario actual, son merecedoras de la ilusión de sus lanzamientos, como si de un juego totalmente nuevo se tratara. Porque, al final del día, lo importante es pasárselo bien, que por algo se llaman juegos.





Source link