The Veilguard para PS5 – uVeJuegos.com


Dragon Age: The Veilguard es un videojuego de contrastes; por un lado, marca el esperado retorno de BioWare al fantástico y oscuro universo de Thedas, escenario en el que acontecen todos los Dragon Age hasta la fecha, después de diez años de inactividad desde el lanzamiento del ambivalente Dragon Age: Inquisition… Pero, por otro lado, el regreso no es quizás el que esperábamos. Desprovisto de buena parte de todas aquellas características que conectaban la franquicia con el rol occidental de antaño, The Veilguard muchas veces se siente como una reinterpretación del mundo de Dragon Age con un toque a lo Marvel: un montón de acción a raudales, chistecitos extemporáneos para rebajar la tensión, un elenco de héroes para salvar al mundo y, en general, una trama que a veces parece más centrada en que brillen sus personajes que en lo que de verdad nos está contando la aventura.

Y no me malinterpretes: no tengo nada en contra de esta fórmula. Todos los productos culturales, sea cual sea su formato (videojuegos, cine, literatura…) están en todo su derecho de ofrecer propuestas ligeras de evasión personal. Mis próximas líneas no van dirigidas a la denostación calculada de la idiosincrasia de Los Vengadores, ni a una defensa a ultranza de los criterios de Scorsese para la consideración de una película como cine o no, sino que más bien apunto a una reflexión el contexto: ¿De verdad le pegaba esta filosofía de desarrollo a Dragon Age? Mi opinión es que no, y aunque es indiscutible que The Veilguard es un videojuego disfrutón gracias a su ritmo jugable, a algún que otro personaje secundario bien plantado, y a su sensacional puesta en escena, lo cierto es que parece haberse desligado tanto de su género y de sus trayectoria interna que es difícil no considerarlo un videojuego desconectado de su realidad.

La fábula del lobo terrible: análisis de Dragon Age The Veilguard

Dragon Age: The Veilguard enlaza directamente con lo que vimos en Trespasser, el último DLC de Dragon Age: Inquisition, que tuvo la brillante idea de contar la auténtica historia de la entrada en un contenido descargable. De esta manera, y sin entrar en demasiados spoilers por si quieres empaparte tú mismo del maravilloso universo de la franquicia, seguimos los pasos de Solas, antiguo compañero de Inquisition reconvertido ahora en el “antagonista” de The Veilguard, hasta Tevinter, la megalópolis mágica por antonomasia dentro de Thedas. Una vez ahí, el ritual de Solas para destruir el Velo sale mal y se liberan dos antiguos dioses élficos que habían sido encarcelados por el propio Solas eones atrás… Y, como te puedes imaginar, ahora es cosa tuya arreglar el marronazo.

Lo haces desde la perspectiva de Rook, un personaje con nombre preestablecido pero que te permite modificar prácticamente cualquier aspecto imaginable sobre su aspecto físico (incluyendo opciones que han sido injustamente polémicas en redes sociales, como cicatrices de cambios de sexo, puesto que el problema real no es que esto esté presente, sino que otras opciones perfectamente lógicas están ausentes) y sobre su pasado o su pertenencia a una de las grandes facciones de Thedas (cuervos antivanos, guardas grises, exploradores del velo…). Todo esto sobre el papel suena muy bien, pero es difícil no sentir que Rook no pega demasiado en la historia, esto es, que es un ente ajeno que han puesto ahí ad hoc para que sea tu avatar en Tevinter. Las primeras horas de la aventura no dejan de repetir tus escasos logros, en un vano intento de pintarlos con tintes de hazañas imposibles, así como frases bastante torpes sobre lo que implica ser un líder y estar en todas con tus amigos. En otras palabras, como Rook, te ha tocado ser el Capitán América de The Veilguard, te guste ese rol o no, esté o no esté en consonancia con tu manera de entender los acontecimientos.

Esto tiene mucho que ver con algo que te comentaba antes, y es que en The Veilguard no hay una sensación profunda de roleo en absoluto. Tu Rook puede ser guerrero, mago o pícaro (cada clase tiene tres especializaciones, además), pero su papel en la aventura es siempre el mismo: salvar el día y liderar al resto. Sus respuestas y su rango de acción, por descontado, tampoco varían, de manera que muchas veces da más la impresión de ser un mero mecanismo narrativo que tu propio personaje en un mundo de rol. Aun así, te mentiría si te dijera que The Veilguard no tiene buenos momentos en el plano argumental, porque lo cierto es que los tiene; en esencia, hay escenas bastante potentes en diversos momentos de la aventura, a nivel de lore es especialmente interesante porque toca todas las cuestiones relativas a los Evanuris, al Velo y al Más Allá, tres de los elementos más interesantes de la franquicia, y los conecta con la Ruina, que es quizás el nexo del argumento de todos los Dragon Age.

El epílogo, que dura unas cinco o seis horas, también es sensacional y, en líneas generales, la historia tiene muy buen ritmo, lo cual hace que se siga con interés… Pero no es tu historia. Es la historia de un Rook predefinido, por mucho que intente taparlo BioWare con unas capas de pintura y de personalización que no llevan a nada más allá de las apariencias. Se mantiene, eso sí, ese enfoque tan propio del estudio de hacer girar el argumento en torno a un grupo de acompañantes (con los maravillosos Dragon Age: Origins y Mass Effect 2 como grandes exponentes de esto), pero a excepción de Emmrich y Bellara tampoco hay demasiado que rescatar. La mayoría son bastante simples, con historias igualmente simples, cuando no un mero canal de desfogue psicológico-emocional de algún encargado del proyecto, como Taash, que con su intolerancia selectiva, su egoísmo exorbitado y su inmadurez rayana en la psicopatía le hace un flaco favor a lo que el personaje intenta representar. Tampoco termina de ayudar cómo el videojuego impone el lenguaje inclusivo a lo largo de la aventura (no, no es opcional), hecho que se agrava en la traducción al español, que abusa de todos estos procedimientos de escaso valor lingüístico y que, además, no siempre acierta a la hora de transmitir lo que dicen los personajes en la versión original.

Es por eso que me cuesta reconocer a The Veilguard como un Dragon Age; quiero decir, el nombre está ahí, y me guste o no es indiscutible que pertenece oficialmente a la serie, pero al mismo tiempo se siente como algo ajeno, un producto de entretenimiento que está fuera de lo que la serie representaba… Un producto de marketing que a veces parece más centrado en introducir problemas del mundo real en un universo de fantasía que en resolver los propios problemas de ese mismo universo de fantasía que lleva en desarrollo desde hace casi dos décadas. Otra manera de decirlo, supongo, es que tenemos que aceptar que The Veilguard no es un videojuego de rol, ni siquiera un híbrido o algo que se le parezca: es, por encima de todo, una aventura de acción con muy buen ritmo, un lore potente que rescatado del universo de Thedas, y un sistema de diálogos y de interacción con personajes secundarios que está ok, porque en el plano escenográfico es genial, pero en cuanto a profundidad narrativa y elecciones reales le ha faltado bastante lucidez.

Explorando Thedas entre el hack and slash y la aventura de acción

Buena parte de las virtudes del título tienen que ver con el ritmo de la aventura. Dragon Age The Veilguard tiene bastante acierto a la hora de formular su bucle jugable, con mecánicas combativas que beben del hack and slash en tercera persona (tiene a veces un rollito a los God of War modernos, salvando las importantes distancias en calidad, o a Final Fantasy XVI) y con una exploración que resulta bastante orgánica. Es, a grandes rasgos, una combinación muy sencillita pero que se mantiene fresca a lo largo de las treinta horas que dura la historia principal, e incluso es capaz de aguantar las 70-80h que te llevaría completarlo al cien por cien. No obstante, vamos por partes. En cuanto al combate, hay cambios muy significativos con respecto a Inquisition, algo que tampoco sorprende porque la historia de la serie ha sido de renovación constante en cada una de sus iteraciones (si bien en su mayoría no han hecho sino empeorar la idea original): es completamente en tiempo real, tiene diferentes tipos de ataques y combos, así como habilidades especiales, y también permite que lleves a dos miembros del equipo contigo y que explotes combinaciones potentes y debilidades elementales a través de la selección de técnicas mediante una rueda de acción, tal y como vimos en la saga Mass Effect.

El combate es bastante vistoso y divertido, con una velocidad mucho mayor de lo que vimos en Inquisition, que estaba marcado por enfrentamientos largos, más propio de los MMO que los juegos de rol occidentales al uso, y luce bastante en tema de jefes finales. Es verdad, en cualquier caso, que a veces peca de facilón, incluso en las dificultades más altas, aunque a medida que progresas en la historia y te haces más fuerte mejora y se torna más dinámico y complejo. En cuanto a la exploración, esta funciona de manera similar a Inquisition, en el sentido de que dispones de una estructura semiabierta, en la que puedes explorar zonas grandes pero separadas unas de otras (están unidas por teletransportes); lo bueno es que, en este caso, la superficie es menor pero la densidad de contenido es muchísimo mayor, circunstancia que celebro enormemente porque el mundo de Inquisition me parecía un erial con dos o tres puntos de interés malamente diseminados por el mapa.

En The Veilguard, en cambio, hay zonas muy chulas, en especial La Gran Necrópolis de Nevarra, un auténtico puntazo a nivel de ambientación, o los Pantanos de Hossberg y el Bosque de Arlathan, que conectan con aspectos fundamentales del lore y te permiten ver el mundo de Dragon Age en vivo y en directo… Eso sí, también las hay muy malas, porque llevar esperando desde Origins para explorar el Imperio de Tevinter y que lo único que te dé The Veilguard sea unos suburbios portuarios genéricos es algo especialmente difícil de digerir. Sea como fuere, e independientemente de la calidad de la atmósfera de las zonas, en términos generales la exploración es regulera. Esto se debe a que rara vez encuentras secretos que valgan la pena, de modo que todo termina reduciéndose al delirio interminable de encontrar otra nueva versión de esa arma que no utilizas, a recoger el enésimo cofre con 10 de oro que has visto en los últimos dos minutos y medio, o a encontrar otra misión intrascendente que te tiene de recadero como un pobre desgraciado y que no te aporta nada más allá de reputación con una facción.

Todas estas ideas, más propias del juego como servicio, en especial de cositas como Genshin Impact, confirman de manera diáfana que The Veilguard iba a ser otro tipo de videojuego,y que a mitad de desarrollo cambiaron de opinión y se decantaron por la aventura de acción para un jugador. A medias, eso sí, porque es tan sumamente evidente que a The Veilguard le faltó una buena dirección creativa y una buena producción que es hasta chocante. Con todo, no permitamos que la amargura nos nuble la visión: como te decía antes, The Veilguard es un videojuego divertido, que emplea numerosos sistemas sencillos pero bien interconectados, y que se mantiene muy ameno durante una ingente cantidad de horas, siempre y cuando sepas filtrar el contenido interesante del que sobra completamente.

El mundo de Thedas como nunca lo habías visto

Donde no se le puede poner ni una décima de inconveniente a Dragon Age: The Veilguard es en el apartado visual, de alto quilataje, con modelos muy, muy cuidados, un diseño artístico muy potente, y una optimización, tanto en PC como PlayStation 5 y Xbox Series, muy conseguida. Es un auténtico gustazo recorrer el mundo de Thedas y descubrir detalles de narrativa ambiental que simplemente están ahí, de fondo, esperando a que alguien se fije en ellos, como si el equipo de arte sí que tuviera en altísima consideración el legado de la franquicia. Hay también un muy buen trabajo en lo técnico, tanto en temas de animaciones como de escenografía, con conversaciones visualmente muy interesantes por el uso de los planos y el potente apartado gráfico del título.

En cuanto a la banda sonora, en cambio, hay una sensación agridulce, puesto que, si bien es indiscutible que jamás está fuera de lugar, tampoco resulta especialmente memorable. Le metí unas setenta horas a The Veilguard porque quería verlo todo, empaparme de todo su lore, e incluso formarme una opinión completa sobre un juego tan divisorio que, para más inri, tiene un montón de elementos ambiguos y ambivalentes, y sin embargo no soy capaz de recordar ni una sola melodía. En ese sentido no está al nivel de Origins o Inquisition, mucho más certeros en el plano musical, a pesar de ser ampliamente superior a casi todos los videojuegos de 2024 en términos audiovisuales puros.

CONCLUSIONES

Dragon Age: The Veilguard es un videojuego ambivalente que, en muchos sentidos, se siente como un cuerpo extraño dentro de la franquicia de rol y fantasía oscura de BioWare, principalmente porque no deja de ser una aventura de acción bastante resolutiva y amena a la que se le ha querido dar una falsa apariencia de videojuego de rol occidental. Las escasas opciones narrativas, así como la imposibilidad de perfilar verdaderamente la personalidad de Rook, nuestro protagonista, para que se adapte a nuestras decisiones y a la interpretación que tenemos de los hechos que acontecen en escena, minan sustancialmente una historia de fantasía bien hilada, que se nutre correctamente del riquísimo universo argumental de Dragon Age, pero que no te deja que formes parte de ella en otro papel que no sea el de espectador en un grupo de acompañantes que está muy lejos de la calidad que se espera de BioWare, y que a veces es utilizado como puente para introducir problemáticas reales sin reflexionar en absoluto sobre ellas. Si eres capaz de aceptar este punto, y de superar la barrera que separa al rol de la aventura de acción, es posible que disfrutes de lo que The Veilguard te propone gracias a su divertido combate y a su imponente apartado audiovisual, pero, si por el contrario esperabas un videojuego de rol que respetase el alma de la franquicia o del género, es muy complicado que puedas llegar a ver sus virtudes. Es disfrutón, pero en mi opinión está muy, muy lejos del techo de la franquicia y del estudio, por más que digan algunos.

Versión analizada PlayStation 5. Copia física adquirida por el redactor.





Source link