Abrimos el repaso con Fatal Fury 2, originalmente lanzado en arcade en 1992, aunque esta versión para Super Nintendo no llegaría a occidente hasta 1994. Se trata de la segunda parte de una de las sagas de lucha más célebres junto a Street Fighter y que sigue gozando de popularidad hoy día. Esta segunda entrega aún mantenía algunas de las mecánicas clásicas de la serie hoy ya dejadas de lado, como lo de poder desplazarnos en dos planos diferentes, y era un juego más técnico que su primera entrega, que hace buen uso de todos los botones del mando de Super Nintendo. Ofrece ocho luchadores jugables, entre los que se incluyen algunos de los favoritos como Terry Bogard o Joe Higashi, y fue el juego en el que debutó Mai Shiranui, entre otros personajes. A diferencia de la versión para arcade, en esta versión doméstica es posible también jugar con los cuatro jefes del juego, tras introducir un código.
En segundo lugar tenemos Super Ninja Boy, desarrollado por Culture Brain y lanzado en Japón en 1991 y en Estados Unidos en 1993, sin embargo nunca llegó a distribuirse en Europa. Se trata de un RPG que combina las apariciones aleatorias de enemigos, con combates que pueden ser de acción lateral al estilo beat’em up, o bien por turnos en el caso de los jefes. Llama la atención por disponer de un modo para dos jugadores simultáneos, lo que no es habitual para juegos del género.
La actualización se cierra con Sutte Hakkun, desarrollado por Nintendo en colaboración con Indies Zero y lanzado originalmente en 1997 para el SatellaView, de modo que únicamente tuvo distribución en Japón. Se trata de un puzle de acción lateral en el que controlamos un personaje que puede absorber líquidos de diferentes colores. Al verter ese líquido sobre ciertos bloques pueden moverse en diferentes direcciones. Combinando estas acciones tendremos que encontrar la manera de conseguir todos los cristales arcoiris colocados por los mapeados de dificultad creciente.